«Mi experiencia en el rubro del marañón ha sido transformadora y empoderadora. Como mujer, siempre me sentí motivada a romper barreras y desafiar los estereotipos de género en el mundo agrícola. Descubrir el potencial del marañón como un cultivo prometedor fue el primer paso hacia mi libertad y autodeterminación.

Cuando comencé mi viaje en este rubro, me encontré con desafíos, pero también con oportunidades sin precedentes. Trabajar en la producción de marañón me permitió empoderarme a través del conocimiento y la experiencia. La Sureñita ha sido una bendición para mi vida.

En este camino, encontré una comunidad de mujeres fuertes y decididas que compartían mi pasión por el marañón. Juntas, hemos formado una red de apoyo que nos impulsa a superar obstáculos y alcanzar el éxito.